La belleza no es violencia de género, su editorial sí

Una carta abierta en respuesta al infame editorial de Alfredo Leuco.

Por la colaboradora invitada Florencia Montecchia* (@florecchia)

Leuco, si usted pretende hablar de cuestiones de género en el año 2017 partiendo de una canción compuesta en 1962, permítame decirle que su base es muy poco firme. Redoblo la apuesta: en 1965, Los Beatles cantaban Well I’d rather see you dead, little girl than to be with another man (preferiría verte muerta, muchacha, antes que con otro hombre). Diez años más tarde, en 1975, Cacho Castaña popularizaba aquel “si te agarro con otro te mato, te doy una paliza y después me escapo” – porque violencia sí, pero cobardía mucho más-. ¿Entonces? Los contextos han cambiado, y las realidades sociales también. Hoy las desigualdades de género son eje de debate y se piensa mil veces antes de decir cosas como esas. Si no se tiene presente un contexto, no hay análisis posible.

Usted dice que hay que “plantarse frente a la brutalidad del femicidio que está haciendo estragos en la sociedad argentina. Hay que denunciarlo, hostigarlo y castigarlo hasta el destierro final. Pero si detrás de ese escudo indispensable se combinan cuestiones “de género” de espesura menor, quizá la prédica originaria resigne su eficacia”. En principio, repudio el asqueroso uso de las comillas cuando se refiere a cuestiones de género. Me gustaría saber cómo propone usted ese destierro si no es empezando por aquellas cuestiones de “espesura menor”, como si un femicidio fuera llevado a cabo de la noche a la mañana por algún desquiciado y no fuera producto de una sociedad que reproduce constantemente las desigualdades entre hombres y mujeres. Si con el cuerpo de la mujer se puede hacer cualquier cosa sin su consentimiento -se lo puede halagar, se lo puede insultar, se lo puede tocar, se lo puede violar, se lo puede golpear – ¿por qué no se lo va a poder matar? No es “espesura menor”, es el primer paso.

Cuando avanza en su lastimoso análisis sobre problemáticas “de género”, como usted las llama, se indigna por el exceso de corrección política que las rodea. La elección de las palabras nunca es aleatoria, claro. No se trata de corrección política sino de respeto. ¿Qué le hace pensar a usted que una mujer tiene ganas de que un desconocido le dé las buenas noches, le diga que es una flor hermosa, o le exprese cuántas ganas tiene de romperle el orto? Una vez más, se olvida -se “olvida”- del contexto. Una mujer muere en manos de un hombre cada 28 horas y usted dice que la corrección política “mató al piropo gentil”; ha caído en las garras del oxímoron. El “piropo” es una forma de acoso y nunca es gentil. En un contexto en el que el maltrato a la mujer está cada vez más presente, un simple “hola” asusta. Me pregunto qué será lo que hace que el hombre no pueda contener -en apariencia- esa necesidad de hacerle un comentario, de cualquier tipo, a una mujer. Quizás sea una cultura que lo avala, que desde tiempos inmemoriales le ha dicho al hombre que con la mujer puede hacer lo que quiera. Espesura menor, supongo.
¡Ah! Un bocinazo no necesariamente es un acoso sexual latente -puede serlo, no crea que no- pero bocina se le toca a un auto cuando no avanza, no a una persona. A eso también se le llama cosificación, tenga cuidado.

No termino de comprender si usted es un cínico o un ignorante, pero cualquiera de las dos cosas atenta fuertemente contra una profesión como la suya. Los concursos de los que habla -que incluyen a los de “colas playeras”- reproducen estereotipos de belleza estandarizados y establecidos por una sociedad asquerosamente machista que le dice a la mujer cómo tiene que lucir. Al margen de que se trata de un jurado de hombres, por supuesto, decidiendo quién gana y quién pierde el juego de los parámetros de la belleza capitalista. En ningún caso se le dice a la mujer que se acepte tal cual es. Ni Jennifer López ni Kim Kardashian son precisamente “gorditas”; sólo tienen un “trasero ultra pulposo” -y le pido por favor que deje de hablar de culos-. “Tetas grandes, culo grande” debe ser la regla número 1 del manual de la belleza estereotipada de la mujer en el mundo capitalista. ¿De qué pseudo inclusión y aceptación de lo diferente está hablando?

Me sorprende que un periodista con tanta trayectoria no sepa que el feminismo es una corriente con muchas aristas. Hablar de UN feminismo es un error, así como hablar de UN peronismo también lo es. Hay feministas más conservadoras, otras más radicales, y otras más “libertarias y anarquistas”. Hablar del colectivo Ni Una Menos como si representara a la totalidad del feminismo es de una desinformación enorme. No se trata del “grupito zarpado que se mete cruces en la vagina o que ensucia la Catedral con pintadas delirantes y lunáticas y que se ven a sí mismas como libertarias y anarquistas”, sino de un sector que tiene una manera distinta de manifestarse. Que usted no esté de acuerdo con ella no le da derecho a menospreciarla llamándola “grupito zarpado”. En todo caso, si fueran libertarias y anarquistas, me pregunto… ¿a usted qué le importa? Mostró la hilacha; deje que las mujeres nos metamos lo que se nos cante la gana en la vagina, que a usted nadie le dice lo que tiene que hacer con su pene.
En última instancia -y si me permite retomar algunos de sus términos- las pintadas en la catedral representan una cuestión de espesura menor frente al empalamiento de una chica de 16 años. ¿O acaso es más grave una pared sucia que una chica muerta? Polémico, Leuco.

El debate sobre los concursos de belleza va mucho más allá de las banalidades que usted plantea. No está mal que la mujer muestre la parte del cuerpo que se le antoje, está mal que se la cosifique en tanto es convertida en un culo y nada más que un culo, porque un buen culo hace a una mejor mujer. ¿Qué importa si en la foto le cortan la cabeza? ¿Para qué la quiere, no? Convertirla en una mercancía que puede ser consumida a gusto y piacere de cualquier hombre es el eje del debate. No que una teta sea o no la “representación de Satanás”. ¡Vamos, hombre!
Las mujeres podemos -o deberíamos poder- mostrar todo lo que se nos venga en gana, en concursos de belleza o cuando bajamos al kiosco, seamos flacas, gordas, o más o menos. Su error es otro; lo que se muestra o se deja de mostrar no es PARA USTEDES. Lo cito: “(…) mujeres robustas y con rollitos que tanto nos gustan a muchos”, “a algunos les gustan más flacas, a otros más rellenas. A muchos les gustan las morochas bien morochas o las rubias”. He tratado de contener la violencia que me genera su editorial, pero no encuentro otra manera de decirle que a todas nos importa tres carajos lo que les gusta a ustedes. La mujer no es PARA el hombre. ¿Cuál es su mensaje? ¿“Muestren, que a nosotros todo nos viene bien”? Señor, usted es un asco. Por suerte, tanta corrección política le molesta.

Como si toda esta desgracia de editorial no fuera suficiente, se atreve a darnos consejos. Atención, chicas, ¡un LeucoTip! “Ojo con levantar el dedito y condenar todo como si cualquier cosa fuera un impulso a los femicídios. No banalicen el tema, no lo vacíen de contenido porque el tema es grave y hay que tratarlo con valentía pero también con racionalidad y sentido común. En este tema como en casi todos los temas de la vida, los extremos son malos”. Eso de que los extremos son malos me lo han hecho replantear hace un tiempo; si un extremo es que se maten mujeres y que nos digan “piropos gentiles” constantemente, y el otro que se dejen de matar mujeres y que nos dejen vivir en paz… ¡pues bienvenido sea el extremo! Desconfíe siempre del sentido común, pero no nos recomiende usarlo si usted no está dispuesto a hacerlo. “Ojo con levantar el dedito”… lo mismo digo.

Lejos de ser innovadoras, sus palabras son más de lo mismo. Usted nos viene a decir a las mujeres cómo tenemos que ser y cómo tenemos que reaccionar. Somos violentadas constantemente pero ojo con contestar o pintar una pared, la bronca se la guardan y se comportan como se debe. ¡Qué original!

Usted tiene mucha más experiencia que yo en el terreno de la comunicación social, yo apenas terminé la carrera -en un contexto bastante desesperanzador para el periodismo, por cierto-. Pero tengo muchísima más experiencia que usted en otro ámbito. En casi 27 años, no tengo recuerdo de haber caminado por la calle a la noche sin miedo. Vivo todos los días la impotencia de no poder responder esos “piropos gentiles” que usted tanto vanagloria por miedo a que me hagan algo. Usted no va a venir a decirme desde su silla cómo tengo que reaccionar ante situaciones que me violentan a diario. Y creo que hablo por todas.

Guárdese el manual de la buena feminista, que del lugar androcéntrico desde el que no puede evitar hablar -por el simple hecho de ser hombre- no va a adoctrinar a nadie. Usted es una figura pública y tiene una responsabilidad muy grande, si quiere mostrar respeto frente a ciertos temas que -según usted- tan aberrantes le resultan, entonces llámese a silencio. Que usted hable sobre la violencia que sufrimos las mujeres es como que yo hable de lo que duele una patada en los testículos. Peor aún, es como si yo dijera que una patada en los testículos no duele. Conocimiento de causa: cero. Deje que de feminismo hablen las mujeres, hay muchas que están más informadas y un millón de veces más preparadas.

Hay una cosa, una sola, en la que coincidimos. Yo también me niego a aceptar que las minorías autoritarias nos quieran enseñar a vivir.

* Tengo 26 años pero me siento de 50. Seré Licenciada en Comunicación Social de la UBA en dos finales y una tesis. Mientras tanto, soy fiel usuaria de la escritura catártica: escribo sobre lo que odio con la ilusión de cambiarlo.

–Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de la autora invitada.–

14 comentarios en “La belleza no es violencia de género, su editorial sí

  1. Opi dijo:

    Bien razonado! Estoy de acuerdo en casi todo, menos al final. La idea de que sólo se puede hablar desde la experiencia me parece un poco reduccionista. Hay muchas formas de acercarse a una problemática y la experiencia no es ni la única, y me atrevo a decir, tampoco siempre la mejor. Como Platón desconfío bastante de esa fuente. Y no está demás traer al viejo «ancho de espaldas» (pero también de espadas) a la discución, ya que tenía sobre las mujeres algunas ideas muy interesantes y desde ya, mucho mas modernas, que las de este zoquete de Leuco. Beso.

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    • Florencia dijo:

      Coincido, no creo que siempre se tenga que hablar desde la experiencia porque, de ser así, habría muchas cosas de las que no se podría ni opinar. Me refiero a que, muchas veces, cuando el hombre habla sobre problemáticas de género no puede evitar ponerse en el centro del escena -como en aquella nefasta nota que salió en Clarín en el marco del primer paro nacional de mujeres titulada “Fuerte debate por el lugar de los hombres en la marcha de hoy”-. Es difícil no escribir desde el hartazgo cuando se lee siempre la misma bajada de línea.
      No puedo hablar de la visión que tenía Platón sobre las mujeres porque desconozco, pero será tenido en cuenta para futuras lecturas 🙂

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    • Lucía. dijo:

      Me pasó lo mismo. Coincido absolutamente con todo excepto con que «del feminismo nos dejen hablar sólo a las mujeres». Me parece más válido que cualquiera se ponga a hablar del tema con tal de que se discuta y se aprenda en el intercambio. Los varones tendrán menos conocimiento de causa, sufrirán menos del machismo o a lo sumo a otro nivel, pero tampoco para que no hablen en absoluto al respecto. El resto me parece impecable.

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      • Florencia dijo:

        En la práctica, cualquiera puede hablar de cualquier tema -por eso escuchamos cosas como las que dijo Leuco con total impunidad, en uno de los multimedios más grandes (lo que no es un dato menor)-. En tanto los hombres sigan sin cuestionarse sus privilegios, van a seguir hablando de lo que quieran. Si me das a elegir, yo preferiría que Leuco no hubiera dicho lo que dijo.
        Las voces en los medios hegemónicos son mayoritaria y notablemente masculinas, por eso pienso que es importante que las haya femeninas revalorizando el lugar de las mujeres. Sino siguen siendo hombres diciendo cuál es nuestro lugar -e insisto con eso de «ponerse en el centro de la escena», que no suma-.
        Habrá distintas opiniones al respecto, a mí personalmente me resulta más interesante leer/escuchar a mujeres hablando sobre cuestiones de género. Me alegro que te haya gustado 🙂

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  2. ADRIANA ALBORNOZ dijo:

    Excelente tu artículo, tu pensamiento, tu modeo de ver el mundo, nuestro mundo, el de las mujeres que luchamos contra el patriarcado atroz . Gracias.!!!

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